La Esquina del Código
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Consideraciones éticas sobre la Inteligencia Artificial

Chatbots que escriben como humanos, oráculos financieros capaces de predecir movimientos de mercado, generadores de imágenes a partir de texto y asistentes virtuales que nos emulan casi a la perfección, son solo algunos ejemplos de la omnipresencia de la Inteligencia Artificial en los últimos años. Sin embargo, a medida que la IA se vuelve más ubicua en nuestra sociedad, también es importante considerar los impactos éticos del uso y abuso de estos algoritmos. Los desarrollos en IA pueden tener implicaciones significativas para los derechos humanos, la privacidad y la justicia social. En este artículo, exploraremos los impactos éticos resultantes del uso y abuso de algoritmos avanzados en al menos cuatro puntos clave que definiremos a continuación.

El sesgo algorítmico

Decimos que un algoritmo está sesgado cuando notamos en él una tendencia a producir resultados que están alineados con los valores de sus creadores y entrenadores, sin importar si estos son discriminatorios o no. Aunque es utópico considerar que toda creación humana debe ser cien por ciento objetiva, está claro que la falta de regulación sobre la creación de inteligencias artificiales puede dar lugar al nacimiento de software capaz de difundir ideologías consideradas extremistas o perjudiciales hoy en día. Por ello, conviene llevar a debate marcos regulatorios que intervengan en estos desarrollos, siempre y cuando estas no perjudiquen las investigaciones.

La privacidad y seguridad de datos

Cuando una Inteligencia Artificial con propósito específico es creada, debe ser entrenada utilizando grandes cantidades de datos previamente preparados y etiquetados. En un panorama ideal, toda la información utilizada para estos entrenamientos debe ser pública y no puede violar acuerdos de privacidad tanto internacionales como regionales. En la práctica, es complicado establecer el origen de los datos con los que un algoritmo fue entrenado, lo que da lugar a preocupaciones éticas sobre la manipulación de la información y la violación de licencias de uso. Para este caso, conviene establecer estándares globales y locales que exijan a los programadores y empresas transparencia y trazabilidad sobre la información que se utilice para fines de desarrollo.

También es importante proteger, a través de esos estándares, la privacidad de los datos de quienes hacen uso de estas inteligencias artificiales, especialmente cuando las entradas proporcionadas por los usuarios se utilizan para entrenamientos posteriores, como es el caso de los chatbots.

Transparencia y explicabilidad

Es un aspecto importante poder comprender cómo las inteligencias artificiales toman las decisiones y las justifican a través de ellas mismas o de sus creadores, pues permitirá a quienes hagan uso de ellas poder confiar en que sus resultados no son discriminatorios, antiéticos o perjudiciales. Esto es especialmente crucial en sectores en los que estos algoritmos están cada vez más presentes, como el financiero o la salud.

Responsabilidad y rendición de cuentas.

Por último, resulta pertinente destacar que, aunque nos estamos aproximando cada vez más a la independencia relativa de las inteligencias artificiales, siguen siendo productos creados por un equipo de desarrolladores y empresas que, en última instancia, deben responsabilizarse y rendir cuentas por los resultados y consecuencias que puedan derivarse del uso de sus algoritmos.

El desarrollo tecnológico avanza a pasos agigantados, dejando en el camino debates y consideraciones sobre las últimas tecnologías que permitan regular el surgimiento y utilización de estas. En el caso de la Inteligencia Artificial, urge llevar a cabo estas discusiones a las diferentes mesas de trabajo para proteger los derechos y la integridad ética de las sociedades, pues está claro que un uso malintencionado de estas herramientas puede dar lugar a violaciones legales y morales importantes.

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